Fotografia Enric Climent-Identitat Creativa.
Esta escultura no pretende ser una obra amable.
Es como un cachete en la mejilla que nos sacude.
Por eso se nos hace difícil aguantar su mirada y quedar nos indiferentes.
Nos habla de nosotros, de nuestras cárceles, nos hace sentir todo el dolor que intuimos y nos aprisiona. Un dolor que no sólo es nuestro.
Un dolor extenso, intenso, compartido, que sentimos inevitable, de lo que creemos que no podemos huir.
Pero cuando tomamos conciencia, encontramos el camino de la libertad, una libertad que no es gratuita, de la que somos únicos responsables y nos hace crecer.
Entonces el grito surge de lo más profundo de nuestra alma, y rompe los barrotes más infranqueables.
Grito, como relámpago dorado.
Nacido en la cueva oscura de la ignominia.
Astillarà los forjados de la prisión,
cuando a punta del día, la razón
venga a tocar a la puerta.
La cabeza está realizado con refractario de color blanco, torneado y moldeado. La base y los barrotes de gres refractario de color negro, elaborado con la técnica de las planchas. La primera cocción de bizcocho y una segunda acabado con esmalte en alguna parte de la pieza. Pensada para poner en la pared, con soporte de hierro.
Medidas: 47,5-23-26
18-01-21